sábado, 31 de enero de 2015

LA LLAMADA DE MIGUEL GILA

Luis Ponce Sevilla


El teléfono comenzó a sonar de madrugada:

— ¿Es el enemigo?—
Era la voz de Miguel Gila, como no voy a reconocer esa voz. Le seguí la corriente:
—Si soy el enemigo—
— ¿Usted me podría parar la guerra un momento?—
— ¿Cómo?— contesté todavía medio dormido.
—Que si puede parar la guerra un momento—
—Disculpe es que he estado dormido y no lo identificaba, ¿me escucha?— 
—Ahora sí le escucho. Este … le quería preguntar una cosa … esto, no, ¿ ustedes van a avanzar    mañana?—
—Puede ser, no tenemos nada más que hacer y cuando no avanzamos nos aburrimos—
— ¿A qué hora?—
—Bueno todavía lo estamos discutiendo, comprenderá que es un secreto porque como es sábado hay algunos que prefieren lavar su ropa—
— ¿Entonces cuándo?—
—El domingo—
—El domingo. ¿Pero a qué hora?—
— ¿A las siete, le parece bien?—
—Ah, a las siete estamos todos acostados, ¿y no podrían avanzar por la tarde?—
— ¿A qué hora por la tarde?—
—Después del fútbol—
— ¿Y ustedes van a ver el fútbol? Nosotros no tenemos cable en este barrio. De acuerdo después del fútbol—
—Sí, ¿van a venir muchos?—
—Unos mococientos—
—Ala que bestias, yo no sé si habrá balas para tantos, con la escases de billetes que tenemos…… bueno, nosotros las disparamos y ustedes se las reparten—

—Ayer estuvo aquí el espía de ustedes …… Agustín uno bajito vestido de lagarterana—
—Sí, él también estuvo allí, ¿quiere que le diga algo?—
—Que se llevó los mapas del polvorín, que los traiga que solos tenemos esos—
—Pero nosotros los necesitamos para poder volarlo—
—Bueno pues que haga una fotocopia y nos lo devuelva—
—Bueno, una copia les podemos mandar—
—Si porque ahora no encontramos el polvorón…. el polvorín—
—Ya de acuerdo yo le daré su recado, pero recuerde que no soy empleado suyo—
—De acuerdo… y podía para la guerra por lo menos una hora o así, porque se nos ha trancao el cañón
— ¿Cómo se les puede atrancar un cañón, que soldados son ustedes?—
—… el sargento, que ha metido la cabeza adentro para pasar revista y no la puede sacar—
— ¿Y sigue vivo?—
—Está vivo porque le oímos, dice: “sdacadme le aquí”—
— ¿Y no lo podéis sacar?—
—Y, hemos probado con jabón pero se le pone el pelo rubio y no sale—
—Entonces disparad el cañón y veréis como sale—
—Pues es verdad a lo mejor disparando se desatranca, no se nos había ocurrido—
—Para eso estamos, para ayudarnos—
— Bueno entonces quedamos así, de acuerdo hasta el domingo, que usted lo mate bien, adiós—
—Adiós— Este Gila, nunca va a cambiar.

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