Salíamos de ver
Midnight Cowboy en un cine de barrio, y a Aurelio se le dio por simular la
manera de caminar de Dustin Hoffman.
Imitaba tan bien
a “Ratso” Rizzo, que la gente que salía del cine se detenía para contemplarlo y
aplaudir su capacidad actoral.
Incluso fingía su tos tuberculosa.
La llovizna que
caía sobre la ciudad a la medianoche daba un aire realista a la escena.
Una gran ovación
marcó el clímax de la actuación, cuando Aurelio se dejó caer sobre el pavimento
húmedo fingiendo un estertor cinematográfico.
Solamente sus
amigos, que quedamos cuando el público continuó su camino, pudimos comprobar su
deceso, acontecido según sus más íntimos deseos: “morir como un actor de cine”.
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