miércoles, 20 de mayo de 2015

TORRES GEMELAS 50





Pasados los nervios del día más tenebroso de su vida, el cerebro de Alex Sigilo empezó a funcionar.

Con la ayuda de Wilfrido, Mariana y Jennifer montaron un escenario de análisis en el comedor de la casa de los ecuatorianos.

Mariana, que era muy hábil en eso, empezó a bajar toda la información que se disponía hasta el momento en internet.

Jennifer iba tomando nota de todas las noticias que los principales canales de Televisión daban a conocer y los dos varones confeccionaban un cuadro sinóptico de cómo se habían dado los hechos.

Había muchas cosas que no cuadraban.

Para empezar: ¿Qué hacía George Bush escondido en una escuelita de Florida? Ese era el estado que había dilucidado con las uñas su triunfo en las últimas elecciones presidenciales. Su hermano era gobernador y ahí se podía sentir seguro si conocía con anticipación lo que iba a suceder. Cualquier otro Presidente hubiera estado en la Casa Blanca, para que el ataque tenga carácter oficial y que sus declaraciones sean una muestra de poderío. 

Pero las primeras declaraciones las da desde una escuelita primaria.

Son cuatro los aviones secuestrados, la media hora que George Bush tiene que esperar pacientemente simulando oír la lectura de los niños, era el tiempo que se estaba tomando hasta recibir la noticia de la colisión de los otros dos aviones: el uno contra la Casa Blanca y el otro contra el Capitolio. Por eso estaba lejos de la Casa Blanca.

¿Y el Pentágono? Nadie vio un avión que se estrellase contra el Pentágono. 

Todas las cámaras de seguridad de las cercanías, incluidas las de un gasolinera vecina, fueron incautadas por el FBI. El Hotel Sheraton ubicado frente al Pentágono tiene una cámara de seguridad en la terraza que grabó el choque. Los empleados del hotel que vieron la cinta quedaron impresionados por la grabación y están impedidos de hablar sobre el tema, lógicamente la cámara fue confiscada por el FBI. 

Algo se dio contra el Pentágono, pero en ningún caso fue un avión y peor aún, de pasajeros.

Fue un objeto volando a 850 Km/h a sesenta centímetros del suelo, que no fue detectado por los radares. Nunca encontraron restos de un avión en los exteriores y el césped estaba intacto al día siguiente.   

A todos los entrevistados por la prensa les pareció un misil.






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