miércoles, 13 de julio de 2016

EL NUEVO HOMBRE LOBO




Transitaba otra vez por la cornisa
De la razón. Esquivando al destino,
Y por el mismo costado del camino
Deslizaba su nave una poetisa.

No parecía movida por la prisa.
—Qué hacéis—Me dijo sin mirar — ¿Sufrimos?
—No es para tanto, es martes, intuimos.
Me deslumbró lo voraz de su sonrisa.

— ¿A dónde vas?... ¿Al cine?... ¿Vas a misa?
Ignoró mis preguntas sin sentido
Me acarició del cuello hasta el ombligo,
Con el lomo afilado de una lisa.

La imaginé tendida en la repisa
De un revendedor de arte antiguo,
Tenía un olor a nardo interrumpido
Y un sabor a reptil, la poetisa.

 Le susurré: — Tomemos hierbaluisa
Me lanzó un bofetón desprevenido
Pudo haberme dejado mal herido,
Más, se apiadó de mí la pitonisa.

Paseamos por la línea de la vida
De una  mano que yo le había extendido,
—Tienes suerte de haberme conocido
Me dijo ufana, mirándome abstraída.

—Serás esclavo del amor en vida
De muerto no serás olvido,
Recordarás lo mucho que has vivido
Mientras transcurra muy lenta tu agonía.

Sobrecogido por la profecía
La lleve a  la nave del olvido
Y sudando los dos amanecimos
Después de destrozar la fantasía.

 Ni ante el qué dirán ni ante la prisa,
En nuestro cabalgarnos, sucumbimos
Todas las leyes  y una más, rompimos
Más luego al vernos, lloramos de la risa.

Me contemplaba, altiva, envanecida
Lo que dejó de mí, ya decrecido
Después del batallar, escarnecido,
Y aún así pidió la repetida.

—Has perdido por mucho la partida
Me dijo. — Has sucumbido
Tu rey, ya veis, yace abatido
Mía es ahora tú razón, tu vida.

A partir de esa vez, y ya sin prisa
Me domó como a potro adormecido,
Contra mi voluntad,  se hizo un vestido
Con lo que había quedado de mi hombría.

 En esta hora que mi vida eclipsa
Me regala de amor un maleficio,
Y entre risas y burlas sin sentido
Me sentencia con esta brujería:

Cuarenta y siete libras de ceniza,
Te extraerán del brazo con cuchillo,
Y un alacrán bordado con ganchillo
En el pecho pondrán de tu camisa.

No sabrás si rendirte ante la vida
O revelarte estoico sin quejidos,
Intentarás reír con alaridos
O llorar dibujando una sonrisa.

Pero no escaparás de los abismos
Que a cada lado de tu piel zurcimos,
Pues la noche en que el amor nos dimos

Un nuevo hombre lobo concebimos.



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