CAPITULO 14
Después de haber analizado lo que tenían disponible para empezar a
trabajar, Alex Sigilo pidió a los Jefes de Sección, recolectar toda la
información disponible sobre cada uno de los casos que había sido puesto sobre
la mesa.
Suspenderían la reunión del día de hoy y mañana lunes 13 de agosto se
reunirían a las 08:00, para empezar a desentrañar los misterios que había tras
cada una de las interrogantes.
Cuando salieron los Jefes, Alex se acercó donde Stan Lee:
—Toda mi vida he sido tu admirador -mintió- he seguido la vida de tus
personajes y me he identificado con ellos, pero nunca me hubiera imaginado que
iba a conocer al papá de todos ellos.
Stan, acostumbrado a ese tipo de elogios, no se inmutó, esperando el
resto de la proposición:
— ¿Por qué no vamos a mi hotel, tomamos una copa y me cuentas sobre tus
personajes ?
Ya se esperaba una propuesta de ese tipo, pero como tenía el día
disponible, le pagaban por eso y además le caía bien este individuo de raro
hablar, aceptó.
—Johnson, me retiro con mi amigo Stan, que todos se dediquen a trabajar
y estaré aquí mañana a las 07:00
— ¿En qué hotel estás? preguntó Stan, con sorna.
—En el Plaza, lo calló Alex cínicamente.
Como no estaba el Hombre Araña, para que los lleve volando, tuvieron que
irse en taxi. Un taxi, mientras Alex Sigilo tenía un BMW del año en el subsuelo
del Hotel.
En el camino, Stan, tratando de ser amigable, le fue contando que su
verdadero nombre era Stanley Martin Lieber, nacido en Nueva York, pero de
origen judío (otro, pensó Alex) y que siempre se había dedicado a crear
personajes fantásticos, pero con un toque de humanismo.
Que el primer personaje sobre el que escribió fue el Capitán América y
que debido al miedo al ridículo, no lo firmó con su verdadero nombre, sino que
puso Stan Lee. Luego, al llegar el éxito, se cambió el nombre legalmente y
desde allí lo ha usado siempre.
—Qué casualidad— acotó Alex, que no quería quedarse atrás.
—En la guerra del 41, no la mundial, si no la doméstica con el Perú, mi
papá que en ese entonces se llamaba Estuardo Llumiquinga formaba parte de
Batallón de Infantería # 11 Cayambe en calidad de soldado raso. La mañana del 5
de Julio de 1941, el Jefe del Batallón se topó con mi papá que iba a buscar un
matorral donde hacer sus necesidades y le dijo textualmente: vaya con el cabo
Guamán y con el mayor sigilo crucen al otro lado del rio Yasuní y espíen al
enemigo. Como mi papá había visto ya al cabo Guamán que estaba cerca y solo le
faltaba encontrar al Mayor Sigilo, se puso a preguntar a todo el que encontraba
en el camino: has visto al Mayor Sigilo, ¿No sabes dónde está el mayor Sigilo?.
—A partir de ese momento, mi papá quedó como el Mayor Sigilo, pero solo
en nombre, porque seguía siendo soldado raso: —A ver Sigilo tráeme esto—,
—Sigilo límpiame las botas—, y así.
—Bueno, para no alargarte el cuento, perdimos la guerra, nos quitaron
medio oriente, no el de ustedes, si no el nuestro, pero mi padre regresó con
vida y lo primero que hizo, bueno, lo segundo, porque lo primero fue lanzarse
sobre mi mamá, de allí nacería yo. Digo, que lo que hizo fue ir al registro
civil y se cambió el apellido, ahora se llamaba: Estuardo Sigilo.
—Ves ahora estamos iguales— dijo, subiéndose los pantalones que se le
caían al entrar al hotel.
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