CAPITULO 32
Viernes 30 de Agosto de 2001
Él llevó la noticia de la invitación de Buffet, y la sección
de investigación se hizo cargo de confirmar la fecha: la invitación era para el
11 de septiembre.
El evento no se realizaría como todos los años en un hotel,
sino en el campo de golf de la Base Offutt del Comando Estratégico de los
Estados Unidos, en Nebraska.
Flight Safety Internacional el mayor proveedor mundial de
servicios de aviación, capacita a más de 65.000 pilotos al año en sus escuelas
de EE UU, Canadá Francia y el Reino Unido. Uno de los dueños de esta empresa es
Warren Buffet uno de los hombres más ricos del mundo y en una de esas escuelas
están practicando, los sospechosos saudíes nombrados por el FBI pero de los que
nadie quiere enterarse.
Al mismo
Warren Buffet, propietario de Flight Safety en una de cuyas escuelas aprenden
los saudíes, le prestan los campos del golf de una base militar norteamericana
para hacer una función benéfica, el 11 de septiembre.
Eso, en
Quito, en Nueva York o en cualquier otra parte, se llama coartada, una
coartada, no para presumir de inocentes ante un crimen, sino para salvar sus
vidas ante un crimen.
El cerebro de
Alex Sigilo, estaba agilísimo, echaba chispas, debía ser por la alimentación,
por el clima o porque le gustaba ser un agente secreto.
Después de
una reunión privada, los empleados de SIGILO, plantearon ante los tres cabezas,
Johnson, Stan Lee y Alex, que no trabajarían ni el 10 ni el 11 de Septiembre,
pues, francamente temían por sus vidas. Como los tres pensaban lo mismo,
decidieron que así se haría, si algo sucedía alguno de esos días, se salvarían
y si no, volverían al trabajo el 12 de septiembre.
Había quedado
con Jennifer para el almuerzo, pero con la experiencia anterior, él sería quien
escoja el restaurante. Stan Lee que se conocía Nueva York como la palma de su
mano, para poder escribir “El hombre araña”, le aconsejó ir al Bouley no sin
antes insinuarle que debían ir juntos.
Alex, se hizo
el pendejo, simuló que no lo había oído y terminó diciendo que no creía que
iría al restaurante recomendado.
El restaurante quedaba en Tribeca, estaba bien montado, mucha clientela
y como siempre, poca comida para los precios que había que pagar, de todas
maneras disfrutaron de una buena botella de Rioja Imperial Gran Reserva de
CVNE, escogida por Jennifer, ya que la enología de Alex no pasaba del Vino
Nuestro.
Al salir tuvo la impresión de haber visto a Stan Lee, pero no estaba
seguro. No le convenía que se enteren de su relación con Jennifer, porque
corría peligro la existencia de la otra oficina.
De todas maneras para salir de dudas, la dejó ir en su vehículo y él
regresó al restaurante para cerciorarse. No se había equivocado, cuando él regresaba,
pudo apreciar que Lee que había salido tras ellos, trató de escabullirse, pero
le faltó tiempo y cruzó su mirada con Alex y se detuvo.
—Solo quería estar seguro de que iban a atenderte bien y que estarías
contento con mi recomendación.
—Gracias, estuvo bien. Conocí esta señora anoche en el hotel y la había
invitado a almorzar. Hemos pasado un buen momento y se ha marchado, pues esta
noche sale para París.
No estaba seguro de haberlo convencido, pero debería tener mayor cuidado
de hoy en adelante.
Fueron juntos a SHERWIN, pues Alex estaba sin vehículo. Lee le comentó
que tenía mucho recelo de lo que podía pasar el 10 u 11 y Sigilo concordó en su
apreciación, pero mantuvo su boca cerrada.
A las seis, Alex insinuó que quería despedir a su nueva amiga y salió
hacia el hotel. Tras él salió Lee apresurado. En la puerta se topó con Alex que
esperaba una explicación a su acoso. Como no pudo articular palabra, sólo pudo
bajar la cabeza y tomar un taxi. Sigilo hizo lo propio después de haberse
asegurado de que no lo seguían.
Cuando llegó a WILLIAMS, lo más destacado de la información, era que
entre la gente que laboraba en el WTC, había 4000 judíos.
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