CAPITULO 34
Domingo 1 de
Septiembre de 2001
El grupo Carlyle.
Corría el año de 1978 cuando Stephen Norris, convence a David Rubinstein ex miembro del gobierno de Carter a formar una empresa para traspasar deudas de compañías de Alaska a empresas solventes mediante una compensación fiscal aprobada por el Congreso. En unos pocos meses, se apropian del 1% sobre mil millones de dólares de reducciones de impuestos, o sea, de 10 millones de dólares. Todo ello en una sociedad recién creada que ellos denominarían como el Carlyle Hotel de Nueva York, donde efectúan la mayoría de sus reuniones. Nacía el Carlyle Group.
Corría el año de 1978 cuando Stephen Norris, convence a David Rubinstein ex miembro del gobierno de Carter a formar una empresa para traspasar deudas de compañías de Alaska a empresas solventes mediante una compensación fiscal aprobada por el Congreso. En unos pocos meses, se apropian del 1% sobre mil millones de dólares de reducciones de impuestos, o sea, de 10 millones de dólares. Todo ello en una sociedad recién creada que ellos denominarían como el Carlyle Hotel de Nueva York, donde efectúan la mayoría de sus reuniones. Nacía el Carlyle Group.
En 1980 el
gobierno federal pone fin a este juego de recompras, los socios cambian de
estrategia y se dedican a comprar empresas en mala situación financiera, para
reorientar su política económica y luego venderlas a mejores precios.
Pero todo va
de mal en peor hasta 1987, en que los dos socios salen en busca de refuerzos y
reclutan a figuras como Dan D’Aniello y William Conway,
ex dirigente de los servicios financieros de MCI Communications.
El golpe magistral es la incorporación de un profesional experto en finanzas que había sido antes un político controvertido, Frederic V. Malek. Este, ex jefe de personal del presidente Nixon, en septiembre de 1988 se ve directamente fustigado por un artículo del Washington Post que narra los delirios paranoicos y antisemitas del presidente Nixon.
El golpe magistral es la incorporación de un profesional experto en finanzas que había sido antes un político controvertido, Frederic V. Malek. Este, ex jefe de personal del presidente Nixon, en septiembre de 1988 se ve directamente fustigado por un artículo del Washington Post que narra los delirios paranoicos y antisemitas del presidente Nixon.
El mismo día que estalla el problema, que afecta gravemente su carrera política, Malek recibe una llamada de Stephen Norris pidiéndole que se uniera a Carlyle. Para la sociedad de Washington, ello constituye una forma inesperada de enrolar a un hombre tremendamente bien situado en el mundo estadounidense de los negocios. Entre sus contactos figuran en especial los nombres del presidente George H. W. Bush y de su hijo, George Walker Bush, futuro presidente. Con él, el grupo Carlyle puede asumir una nueva dimensión.
Uno de los primeros movimientos de Malek habla del sentido de los
negocios de Carlyle: Malek está jugando en tres bandos: por un lado,
acaba de negociar, fuera de Carlyle, el control de la compañía aérea Northwest,
de la cual es presidente y director general. Dicha compañía solicita a menudo
los servicios de Caterair.
Entonces en acuerdo con Norris y D’Aniello compran Caterair a Marriot,
empresa en la que los tres habían trabajado y nombran a George W. Bush miembro
del directorio.
Al estar su padre en la Presidencia, la presencia del hijo facilitará la
obtención de permisos y la empresa crecerá. La influencia de la Guerra del
Golfo en la seguridad aérea producirá la quiebra de la empresa. Pero Carlyle
ya está posicionada políticamente y sus contactos a ese nivel crecen
desmesuradamente.
En 1988, el gobierno de Reagan abandona la Casa Blanca. Carlyle,
fiel a su tradición, decide reclutar a sus mejores elementos. La selección
recae en Frank Carlucci , que precisamente acaba de dejar su cargo de
secretario de Defensa. El 26 de enero de 1989 pasa a ser vicepresidente del Carlyle
Group, inaugurando una nueva era para el grupo.
En noviembre de 1987, había sustituido a Caspar Weinberger en el cargo de
secretario de Defensa, durante los últimos 18 meses del gobierno de Reagan. En
ese período, se familiariza con el proceso de elaboración del presupuesto de los
ejércitos y de las ventas de armas, una experiencia valiosa para su futuro
cargo en Carlyle.
Está marcado el futuro del grupo: en cuatro años, ha creado las bases de
su éxito: habilidad financiera, una abultada libreta de contactos en la esfera
política y especialización en el sector de la Defensa donde los contactos
políticos de alto nivel son precisamente esenciales. El período que sigue es de
aplicación de las lecciones aprendidas en el pasado. Es también el período en
que William Conway va siendo cada vez más importante en las decisiones del
grupo.
Continuará …
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