CAPITULO 42
Domingo 9 de Septiembre de
2001
A las ocho, los tres que no
habían dormido muy bien, estaban listos para lo que sería un día lleno de
emociones.
Mariana había llamado a
Jennifer, quien quedó en reunirse con ellos a las diez de la mañana.
Mientras desayunaban,
Mariana propuso analizar con la numerología las posibilidades de que lo que
temían suceda en esa fecha. No sabía mucho, pero sus amigas de los tés de los
miércoles comentaban que muchas veces tomaban decisiones basadas en esta
teoría.
Según ella la numerología es
la menos conocida de las ciencias metafísicas. Todo está relacionado con los
números y desde la antigüedad, los grandes acontecimientos (buenos o malos)
tienen que ver con los números.
Alex no creía en eso, pero
era una manera entretenida de pasar el tiempo hasta que llegue Jennifer.
—Tengo una amiga que sabe
mucho de esto, ella cree que es una pseudo-ciencia, como la astrología o la
alquimia. Si quieres la llamo para que venga.
—No, no, no, protestó Alex,
estamos completos, si quieres puedes hacer tus números, pero que quede entre
nosotros.
— Tú dices que algo va a
ocurrir el Martes 11 de Septiembre, bueno, eso en números es 09 -11- 2001.
—Para empezar ya tienes algo
relacionado con emergencias, pues está implícito el 911 que es el número de
teléfono de emergencias. Así que si te queda alguna duda, ya tienes la fecha,
porque si llamas al 910 nadie te va a contestar, entonces no es mañana 10.
—No se rió para que no se le
caiga la taza de café, pero en medio de todo le pareció cómico.
—Cuando tú analizas al
hombre y el número, el 11 representa el soñador, el impráctico. Vive en las
nubes. Como los aviones. El número 11, gráficamente representa las dos torres,
de eso no hay la menor duda. La vibración del 11 es eléctrica y de largo
alcance. Si busca el escenario para su propia glorificación será golpeado por
su propio relámpago. Tiene poca consideración con el tiempo y el lugar, porque
vive en las nubes. Cualquier peligro para este 11 vendrá de las nubes.
Ya no le parecía tan risible
el asunto.
—Yo no sé cómo reaccionar.
Intervino Wilfrido, que había terminado de prepararse un estupendo bocadillo de
roast beef con pan de ajonjolí. En realidad me daría mucha pena que lo que
dices llegue a pasar, pero al mismo tiempo, no puedo creer que estemos
esperando un suceso de esas dimensiones y no podamos hacer nada para impedirlo.
—Bueno, ya hice contacto con
el Consulado y a las once y treinta nos espera un secretario para recibir la
información, no podemos hacer mucho, porque nadie nos va a creer.
En eso llegó Jennifer, muy
afectuosa con todos, con un guiño dio a entender a Alex que todo estaba bajo
control.
—Bueno, cuenten que es lo
que se traen entre manos. Porque no me van a decir que me han citado a las diez
de la mañana solamente para un bronch dominguero.
Alex le hizo un resumen de
lo que había contado a sus parientes y demostrando sorpresa bien fingida,
Jennifer se inmiscuyó en lo que se convirtió en una discusión con diferentes
puntos de vista, pero sin soluciones razonables para el problema que tenían, lo
que tranquilizó a Alex era el hecho de que había descargado mucho del stress
que llevaba encima, sobre las espaldas de sus amigos.
—Pongámonos en camino,
porque hay muchas tareas por hacer y el tiempo se nos viene corto. Necesito hacer
unas compras específicas para la oficina, porque si llega a suceder lo que
tememos, no quiero que me tome de sorpresa.
Primero, la visita al
Consulado Ecuatoriano.
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